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martes, 7 de febrero de 2012

MILAGROS EUCARÍSTICOS


INVASIÓN SARRACENA
Año 993 San Cugat del Vallés España


El hecho más antiguo que del Santísimo Sacramento se registra en España es el de  San Cugat del Vallés, en Cataluña, pueblo situado en campiña feraz a unos diez kilómetros de la ciudad de Barcelona.

Fue San Cugat, monasterio de historia gloriosa entre los insignes benedictinos, famoso en toda la Cristiandad; durante la Edad Media a él acudían peregrinos de las naciones más lejanas; los más preclaros Reyes francos, en su fundación, lo protegieron y colmaron de privilegios, los Condes de Cataluña, y después Reyes de Aragón lo tomaron  bajo su égida poderosa.

A su sombra florecieron varones tan insignes como el Abad Otón, el que acompañó al conde Borell a Córdoba; como Raimundo de Moncada, Bernando Estruch, Gayola, Azara y Montero. En su recinto se meció la  primera imprenta catalana; bajo sus bóvedas se celebrarón Cortés en tiempos de Don Martín y Don Alfonso en Magnanimo, y se acogieron insignes artistas que allí dejaron marcada, para siempre, la señal  luminosa de su paso.

Levantado sobre las ruinas del castillo Octaviano, recuerdo de la dominación romana, regada la tierra de sus cimientos con la sangre preciosa de los mártires de Cristo, San Cucufate, Santas Juliana y Semproniana, San Medín y San Severo, cuyas cenizas guardó por largos siglos, cual augusto relicario; es por otra parte tal  monasterio uno de los monumentos arquitectónicos más esplendidos de que se puede gloriar Cataluña.
Pero lo que hizo  más célebre a San Cugat del Vallés fue un prodigio eucarístico del que hablan varios historiadores.

“En el sagrario de su célebre Iglesia se conserva incorrupta una santa Hostia de forma orbicular y una pulgada de diámetro, en cuyo centro se lee XPS; es, sin duda, de pan ázimo.

“La tradición así refiere su origen: En el año 993, invadiendo estas tierras los sarracenos y habiendo destruido todo el poder del Conde de Barcelona y muerto el mismo día en la llanura conocida con el nombre de “Matabóus”, el abad Otón, huyendo precipitadamente del furor de los enemigos del nombre cristiano, escondió esta santa Forma envuelta en unos corporales, los cuales, cuando pasada la furia de la invasión sarracena, volvió Otón para recoger el sagrado depósito, hallándolos ensangrentados.

“Estos lienzos se conservan separadamente en un relicario y se ven rastros de sangre: un letrerito puesto allí, dice: Hoc linteámina sunt sancta corporália vétera, et in medio est Corpus Domini involútum in capsa lignea. Quiere decir: Estos lienzos son unos santos corporales antiguos, y en ellos esta envuelto el cuerpo del Señor que se guarda en esta caja de madera.

* El día 6 de abril del año 1409, visitó formalmente la santa Hostia el Abad Don Barenguer de Rejadell y la rompió en dos partes iguales, como hoy se ve, hallando incorruptas las especies sacramentales”.

Continuó este prodigio hasta mediados del siglo XIX, en que  por presentar tan preciosa y antiquísima reliquia señales de corrupción, retiróse del Sagrario donde estaba reservada y se colocó en el archivo.

(D. Cayetano Barraguer. Las casas de Religiosos en Cataluña, t. 1°, cap 1°, art. 12, pág 108.- Libro de visitas, Archivo de la Corona de Aragón.- Visitas de los Reales…1830).


SANTORAL 7 DE FEBRERO




7 de Febrero 


San Romualdo, Abad y Fundador

por el R.P. Bernardino LLorca, S.J.



San Romualdo, como fundador de la Orden contemplativa de los Camaldulenses, es uno de los mejores representantes de la tendencia reformadora de fines del siglo X y del siglo XI, como reacción contra el deplorable estado de relajación en que se hallaba la Iglesia católica y gran parte de la vida monástica del tiempo. El movimiento renovador más conocido y más eficaz para toda la Iglesia en este tiempo fue el cluniacense, iniciado a principios del siglo x en el monasterio de Cluny. Pero en Italia tuvo manifestaciones características de un ascetismo más intenso, que tendía a una vida mixta, en que se unía la más absoluta soledad y contemplación con la obediencia y vida de comunidad cenobítica. El resultado fueron las nuevas Ordenes de Valleumbrosa y de los Camaldulenses y los núcleos organizados por San Nilo y San Pedro Damiano.

San Romualdo, de la familia de los Onesti, duques de Ravena, nació probablemente en torno al año 950 y murió en 1027. Es cierto que su biógrafo San Pedro Diamiano atestigua que murió a la edad de ciento veinte años; pero ya los bolandistas corrigieron este testimonio, que, como resultado de modernos estudios, no puede mantenerse. Educado conforme a las máximas del mundo, su vida fue durante algunos años bastante libre y descuidada, dejándose llevar de los placeres y siendo víctima de sus pasiones. Sin embargo, según parece, aun en este tiempo, experimentaba fuertes inquietudes, a las que seguían aspiraciones y propósitos de alta perfección. Así se refiere que, yendo cierto día de caza, mientras perseguía una pieza, se paró en medio del bosque y exclamó: "¡Felices aquellos antiguos eremitas que elegían por morada lugares solitarios como éste! ¡Con qué tranquilidad podían servir a Dios, apartados por completo del mundo!"